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4.5. Naves en la Biblia

  • Jaime Vergara J
  • 27 ene 2017
  • 7 Min. de lectura

Los antiguos hindúes veían dioses en los cielos que se movilizaban de un lado a otro en artefactos que, como ya lo mencionamos anteriormente solo podían ser embarcaciones de tecnologías desconocidas para nosotros en la actualidad. Todos los eventos son narrados de una manera muy clara y con detalle sorprendente en sus libros sagrados muchos años antes de que los hebreos empiecen a compilar historias que posteriormente irían a constituir la Torah o su equivalente en el mundo cristiano como Antiguo Testamento. Podría ser la Biblia una excepción cuando de textos sagrados, relatos de acontecimientos sobrenaturales se trate?




El Génesis es atribuido a un personaje de obscuro origen, cuya biografía es un misterio y no podremos dar cuenta de su autenticidad ya que, por un lado, solo conocemos de Moisés muy pocos detalles y no hay manera de contrastar su vida con algún registro histórico porque no lo hay. La salida de Egipto de los israelitas es una fábula que inserta influencias de un faraón muy real por cierto (Su vida aunque incompleta, está registrada en correspondientes textos que hoy se conservan) y hablamos de Akhenaton, el artífice de la primera religión monoteísta que se conoce en la Historia. Por otro lado, el pueblo que lideraba Moisés nunca estuvo esclavo en Egipto (no hay evidencias de ello fuera de la Biblia) y aquí surge otro contrasentido porque hay que reconocer que un pueblo proveniente del Medio Oriente (quizá semitas, no se sabe con exactitud) estuvo asentado en el delta del Nilo más exactamente en la ciudad de Avidos, construida y regida por ellos mismos. Los Hicsos, como les llamaron los griegos, no solo moraron la tierras faraónicas durante algo más de 100 años sino que, aprovechando la debilidad del imperio de esa época lograron coronar a algunos de sus miembros como faraones. Significa esto que en el periodo de estadía de los Hicsos 1.645- 1.537 regían dos reyes en la tierra del Nilo.

La masiva salida de un pueblo de Egipto más corresponde a la expulsión de los Hicsos que al éxodo de los israelitas, según la narración bíblica y existen muchos eventos que así lo constatan: Si el pueblo de Israel era esclavo por qué el faraón los persigue para destruirlos? Qué sentido tiene esto? El sentido común nos indica que se expulsa de un país cualquiera a quienes están causando problemas no quienes ayudan, esto era lo que pasaba en ese momento además la egiptología reconoce que en Egipto nunca hubo esclavos.


Hacia el año 1.537 el faraón Ahmosis decide su expulsión ya que el pueblo invasor nunca quiso acatar los preceptos de la religión egipcia y además a pesar de la hospitalidad que se les había brindado, los Hicsos se iban consolidando como una fuerza importante, algo que el monarca egipcio no iba a tolerar. El historiador Manetón menciona la salida de 480.000 “reyes pastores” o Hicsos quienes se dirigieron a las tierras de Palestina (los escritores bíblicos hablan de 600.000 israelitas, cifra muy cercana a la de Manetón). Estos acontecimientos fueron distorsionados por los escritores hebreos quienes hábilmente convierten el papel de invasores por el de esclavos, dando sustento a la leyenda que vemos en el Pentateuco.

Del Éxodo extraemos dos versos que nos muestran el carácter expoliador de los invasores a su salida del Valle del Nilo:

3:21 Y yo daré a este pueblo gracia en los ojos de los egipcios, para que cuando salgáis, no vayáis con las manos vacías;

3:22 sino que pedirá cada mujer a su vecina y a su huésped alhajas de plata, alhajas de oro, y vestidos, los cuales pondréis sobre vuestros hijos y vuestras hijas; y despojaréis a Egipto.

Moisés a su vez no era hebreo y bien pudo ser el faraón Akhenaton (dinastía XVIII) o un personaje de alta jerarquía cercano a éste como sugieren varios investigadores, entre ellos el padre del Psicoanálisis Sigmun Freud opinión nada despreciable por cierto. Y como si fuera poco, el nacimiento e infancia de Moisés es tomada al pie de la letra del rey Sargón quien gobernó en Acadia, reino que sucedió al sumerio, entre los años 2.300 y 2.200 adC. Su vida, al igual que la de Moisés está envuelta en una espesa bruma entre mito y realidad, las crónicas de las conquistas de este gran emperador son sospechosamente parecidas a las narradas en el Éxodo y no es por demás sensata la idea que los hebreos copiaron su historia adaptándola al carácter que querían darle a la historia de su pueblo.

Difícil resulta demostrar tanto la influencia de Akhenaton en la fundación de la religión monoteísta abráhamica como la aparición en escena de un personaje que, casi con seguridad es un invento de los escribas judíos, Moisés ya que éstos no consideraron fechas en sus relatos, al parecer de una manera deliberada para que en la posteridad nada se lograra escudriñar. Después del rescate de las aguas del Nilo prácticamente nada sabemos de Moisés, creció, se hizo adulto, asesinó a un egipcio (Éxodo 2/12) tuvo que huir de Egipto posteriormente Yaveh lo llama y le encomienda una misión que el pastor rechaza al principio pero tuvo que aceptar dadas las rigurosas demandas del dios. A partir del primer contacto todos los encuentros de los dos protagonistas de esta historia se presentarán con características muy peculiares, dando origen al planteamiento de este acápite: el dios Yaveh es un ser de carne y hueso poseedor de poderes sobrenaturales para sus seguidores que se moviliza en extraños aparatos voladores pero que hoy día en nada nos sorprende con tanta profusión de eventos sobre los avistamientos de platillos volantes y contactos con seres de otros mundos.

Volviendo a nuestro tema Yaveh y Moisés mantienen un contacto permanente en el periplo israelita hacia la “tierra prometida”, en Canaan, sus encuentros son por demás extraños ya que el primero aparece rodeado de sucesos similares a un contacto extraterrestre de 4 tipo: se ve una nave, se acerca, alguien baja de ella, tiene un acercamiento con un ser terrestre, lo instruye en algo y luego sube en la nave y desaparece.

Veamos algunos versos bíblicos que narran estos acontecimientos:

19:16 Aconteció que al tercer día, cuando vino la mañana, vinieron truenos y relámpagos, Apocalipsis 4. 5y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte; y se estremeció todo el pueblo que estaba en el campamento.

19:17 Y Moisés sacó del campamento al pueblo para recibir a Dios; y se detuvieron al pie del monte.

19:18 Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; Deuteronomio 4. 11-12 y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera.

19:19 El sonido de la bocina iba aumentando en extremo; Moisés hablaba, y Dios le respondía con voz tronante.

19:20 Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió.

19:21 Y Jehová dijo a Moisés: Desciende, ordena al pueblo que no traspase los límites para ver a Jehová, porque caerá multitud de ellos.

19:24 Y Jehová le dijo: Ve, desciende, y subirás tú, y Aarón contigo; mas los sacerdotes y el pueblo no traspasen el límite para subir a Jehová, no sea que haga en ellos estrago.

Nótese los detalles de esta aparición: el monte humeaba, Jehová desciende en “fuego”, el monte se estremecía, habían sonidos de “bocina” ensordecedores, nadie podía acercarse porque de hacerlo mueren.


Más adelante leemos:

24:15 Entonces Moisés subió al monte, y una nube cubrió el monte.

24:16 Y la gloria de Jehová reposó sobre el monte Sinaí, y la nube lo cubrió por seis días; y al séptimo día llamó a Moisés de en medio de la nube.

La llamada “gloria de Jehová” no es más que un aparato que “reposa” (aterriza) sobre el monte echando humo.

40:34 Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo.

Números

14:10 Entonces toda la multitud habló de apedrearlos. Pero la gloria de Jehová se mostró en el tabernáculo de reunión a todos los hijos de Israel,

16:42 Y aconteció que cuando se juntó la congregación contra Moisés y Aarón, miraron hacia el tabernáculo de reunión, y he aquí la nube lo había cubierto, y apareció la gloria de Jehová.

20:6 Y se fueron Moisés y Aarón de delante de la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión, y se postraron sobre sus rostros; y la gloria de Jehová apareció sobre ellos


Necesita Dios todopoderoso, el creador, el omnipresente un aparato ruidoso y humeante para hacer presencia ante su pueblo? Pues todo nos indica que la famosa “gloria de Jehová” (Yahveh) no resaltaba ningún atributo especial de Dios sino que era una burda denominación de algo fuera de lo común que vio el escriba y no encontró las palabras adecuadas para expresarlas. No se puede culpar al cronista, sería como mostrarle un teléfono celular a un nativo de una tribu en la selva amazónica y que nos ofreciera una descripción tecnológica de tal aparato.

Por último y con el fin de no atosigar al lector con otros muchos episodios de los relatos de la Biblia que dan fe de estas máquinas muy reales, sensibles a los sentidos (se ven, se oyen, se sienten) traemos uno de los versos más significativos:

13/21 Y Jehová iba delante de ellos durante el día en una columna de nube para guiarlos por el camino,+ y durante la noche en una columna de fuego para darles luz, para ir de día y de noche.+ 22 La columna de nube no se alejaba de delante del pueblo durante el día, ni la columna de fuego durante la noche


Una nube que los guía de día y una columna de fuego que les proporciona luz en la noche, que quiso decir el autor del mito bíblico? Perdonen mi irreverencia más no mi agudeza para interpretar un texto y aunque a alguien se le hubiese ocurrido mencionarlo como sagrado, no lo es, tan solo es una leyenda que incorpora narraciones muy explícitas, con el lenguaje de la época, de acontecimientos que señalan la presencia de seres no pertenecientes a nuestro planeta y que se desplazan con libertad de un lado a otro.

No es una idea fácil de digerir por ello más adelante profundizaré sobre el tema, por ahora destacaré uno de los episodios más relevantes que contempla la posibilidad que aparezcan naves en el libro de más amplia difusión en el mundo: La Biblia, especialmente los libros que componen el Pentateuco.

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Jaime Vergara Jaramillo, economista de profesión, humanista por vocación. Desde hace 25 años dedicado a la investigación de las conspiraciones históricas que han mantenido sumido al ser humano en la más abyecta ignorancia en cuanto a los acontecimientos determinantes de su historia y evolución de su conciencia. Contamos con un grupo de jóvenes exploradores de los misterios de la humanidad, así mismo, con corresponsales de distintos países de Latino américa y España. El director del presente blog es autor del libro: Conspiraciones Históricas, interesante recorrido por el planeta mostrando enigmas de la historia que la ciencia ortodoxa oculta intencionalmente.

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